Si intentas entenderme podrías estrellarte. En mi pequeño mundo, solitario, complicado y multipolar, no hay espacio para cuestionamientos. No entres en mi mundo, podrías salir lastimado. ¿Resistes las emociones fuertes? –Sí, soy arriesgado. ¿Qué tan arriesgado? ¿Estás seguro que podrías adentrarte en un universo de incertidumbres y de miedos?
No lo creo, unos pocos pudieron y cuando lo lograron los venció el cansancio del largo camino recorrido. Soy torpe. Estoy acostumbrada a destruir sin intención aquellos mundos llenos de maravillas. A dar golpes bajos y no es que me guste hacerlo, es la naturaleza de mí ser, que un día ama y al otro odia.
No te sorprendas si un día quiero salir y darle la vuelta completa a todo el planeta o si por el contrario no quiero salir nunca de mi cueva. Amo el negro, pero podría fácilmente cambiarlo por el blanco, amo el chocolate y las hamburguesas, pero me patean el estomago. Así soy, podría quererte, incluso amarte, pero ese amor podría podrirte el estomago, intoxicarte. Nunca comprenderías por qué soy así, pasarías la vida entera tratando de entenderlo y lo único que conseguirias es enloquecer con mi locura.
Pero no te afanes nene, lo tengo claro y no me asusta. Lo tomo con serenidad, hago un chiste de mi condición y cuando me lo recuerdas me salgo por la tangente. Aunque lo acepto, a veces quisiera ser una chica del común, de esas que fingen sonrisitas y pasan la vida color rosa. ¿Sería lindo, verdad?
Te invito a que te arriesgues y entres conmigo en un juego, pero no te lo temes tan a pecho cariño. Quisiera aventarme, dejar atrás los miedos, las ataduras. Ven, dame la mano y vamos juntos a volar, respiremos profundo y recordemos el verdadero sentido de vivir. Pero te lo advierto, sabes que la esencia no se pierde. Después la locura puede retenerme de nuevo y no quiero que te estrelles. Pero dale, rompe el miedo!
No lo creo, unos pocos pudieron y cuando lo lograron los venció el cansancio del largo camino recorrido. Soy torpe. Estoy acostumbrada a destruir sin intención aquellos mundos llenos de maravillas. A dar golpes bajos y no es que me guste hacerlo, es la naturaleza de mí ser, que un día ama y al otro odia.
No te sorprendas si un día quiero salir y darle la vuelta completa a todo el planeta o si por el contrario no quiero salir nunca de mi cueva. Amo el negro, pero podría fácilmente cambiarlo por el blanco, amo el chocolate y las hamburguesas, pero me patean el estomago. Así soy, podría quererte, incluso amarte, pero ese amor podría podrirte el estomago, intoxicarte. Nunca comprenderías por qué soy así, pasarías la vida entera tratando de entenderlo y lo único que conseguirias es enloquecer con mi locura.
Pero no te afanes nene, lo tengo claro y no me asusta. Lo tomo con serenidad, hago un chiste de mi condición y cuando me lo recuerdas me salgo por la tangente. Aunque lo acepto, a veces quisiera ser una chica del común, de esas que fingen sonrisitas y pasan la vida color rosa. ¿Sería lindo, verdad?
Te invito a que te arriesgues y entres conmigo en un juego, pero no te lo temes tan a pecho cariño. Quisiera aventarme, dejar atrás los miedos, las ataduras. Ven, dame la mano y vamos juntos a volar, respiremos profundo y recordemos el verdadero sentido de vivir. Pero te lo advierto, sabes que la esencia no se pierde. Después la locura puede retenerme de nuevo y no quiero que te estrelles. Pero dale, rompe el miedo!
