jueves, 7 de febrero de 2008

CAUSA SIN CONSECUENCIA

Opinión


Este 4 de febrero fue la marcha tan esperada no sólo por el país sino por el mundo entero, una movilización de la población que en un principio tenía un objetivo único: salir a combatir el terrorismo en una caminata de acompañamiento hacía quienes han vivido en carne propia las infamias de otros. Pero este objetivo como casi todos los que se plantean en este país, perdió su rumbo y quizás por perdidos que andan nuestros ideales es que no encontramos las soluciones esperadas.

Ya no era la marcha contra el terrorismo, sino contra las FARC, ¿Es qué acaso ese es el único grupo armado ilegal que genera pánico en los colombianos? ¿Dónde quedan los paramilitares, que hace rato desvirtuaron al igual que las FARC y el ELN, la idea por la que fueron creados? Todos, son grupos que abandonaron sus objetivos para convertirse en la piedra en el camino de un país que poco a poco va perdiendo su rumbo.

Como colombianos y como protagonistas de la novela “Marcha contra las FARC” tenemos la ilusión de que éstas, por fin, liberen a todo un país en sufrimiento y opresión. Pero hay que recordar que no siempre hay correspondencia entre nuestros actos y sus consecuencias. Lo más probable es que la consecuencia de una marcha donde muchos pusieron fe, no sea la liberación de todos los secuestrados y el fin del terrorismo.

Y sin embargo, salimos a marchar porque estamos cansados de vivir con miedo, con el terror infundado que han generado esta clase de grupos subversivos, protestamos porque ya no queremos más muertes de gente inocente, porque queremos un país libre y quizá la mejor manera de hacerlo saber, es salir del silencio en el que nos hemos mantenido.

Pero cómo creer que un grupo tan despiadado como las FARC se conmovieron viendo a millones de personas gritando “No más FARC” o con letreros que decían “Chávéz go home” o “Piedad no vendas a tu país”. Por ¡favor! a mi parecer, estos, lo que pasaron fue muy bueno, riéndose de la estupidez colectiva, que pudieron pensar ellos, que poseíamos.

Estupidez de un pueblo que creyó en las FARC cuando el pasado mes de diciembre y parte de enero, tuvieron al mundo entero pendiente de la libración de 2 personas y uno más que hacía rato ya estaba liberada. Le anotaron un gol a Chávez con Consuelo y Clara y como a Uribe no lo podían dejar atrás, también le dieron las pistas para que empatara el partido encontrando a Emmanuel. Pero también, se anotaron un gol ellos cobrando por la liberación de estas fichas políticas, secuestrando a 6 civiles en Chocó.

Qué sentido tiene esta marcha en un país que como dicen algunos “no tiene memoria”. ¿Será que este 4 de febrero de 2008, Colombia dejará de olvidar todo tan fácil y hará historia?

Pero mi interés no es hablar mal de la marcha ni menospreciarla, porque sino, no hubiera asistido...de corazón. Sé que para sus organizadores, estaba claro de antemano, que de las FARC no mucho se puede esperar. Por eso, la marcha resultó ser una utopía en sí de una Colombia en paz que realmente está muy lejos, de alcanzarse pero que quizá poco a poco, ha empezado a forjar sus primeros pinitos.